Desde hace miles de años el ser humano ha utilizado pieles de animales para lograr su supervivencia en climas fríos y aumentar su confort en climas templados. Han cambiado los materiales, pero no los principios básicos: necesitamos aislamiento térmico y protegernos de los elementos. Probablemente seas un humano moderno al que le gusta volver a sus orígenes saliendo a la naturaleza y disfrutando de la desconexión que nos ofrece. En este artículo nos gustaría que aprendieses cómo vestirse para la montaña de la manera más eficiente que existe
Historia
El sistema de capas en montaña es un concepto relativamente moderno, pues apareció durante el siglo XX. Previamente, se empleaba un concepto «monolítico», es decir, se pensaba que el abrigo debía ser un todo en uno: debía de retener nuestro calor, evacuar nuestra transpiración y aislarnos de los elementos exteriores a la vez. La punta de lanza en la época la representaban los exploradores polares, que empleaban pieles de animales.
Durante la Segunda Guerra Mundial aparecieron nuevas fibras y materiales (nylon, lycra, etc.) y se descubrió que podían alcanzar niveles térmicos superiores con menos peso. También se inventaron membranas impermeables que por primera vez permitían la transpiración. Estos fueron los precursores de la manera moderna de vestirse para la montaña, siguiendo el sistema de 3 capas.
El sistema de 3 capas fue propuesto originariamente en 1986 por la marca noruega Helly Hansen, concepto que se mantiene aún hoy día, aunque con alguna variación.
El sistema de capas en montaña
La función básica del sistema de capas es generar un microclima que permita a nuestro cuerpo estar en un equilibrio térmico óptimo mientras se mantiene el cuerpo seco, evitando tanto la condensación del sudor como las inclemencias meteorológicas. Además, es un sistema polivalente que podemos regular en función de las condiciones. Para ello se emplean diferentes capas de ropa de montaña, cada una de ellas con una función concreta.
En un principio se pensaba que lo ideal era emplear una primera capa en contacto con la piel, una segunda capa de tipo forro polar de mayor o menor grosor en función de la temperatura exterior y una tercera capa como impermeable. Este concepto se ha ido desarrollando y evolucionando a lo largo de los años y actualmente la versión más extendida de vestirse para la montaña es la que divide la segunda capa en otras dos, lo que recibe el nombre de sistema de 2,5 capas, como veremos a continuación.
Primera capa
Es la prenda de ropa de montaña que está en contacto directo con nuestra piel. Su función es alejar la humedad generada por nuestro cuerpo debido a la transpiración, para mantener el cuerpo seco. Gracias a ello se evita la sensación de humedad y la rápida pérdida de calor.
Están fabricadas por mezclas de fibras sintéticas, principalmente poliéster. En invierno deberemos de elegir una primera capa algo más cálida para que tenga mayor capacidad de retención calorífica.
Segunda capa
La función de esta capa es la de retener el calor corporal al máximo mientras se permite la transpiración hacia el exterior.
Como hemos visto anteriormente, desde el desarrollo del concepto de sistema de 3 capas en montaña, se ha seguido evolucionando el modelo y actualmente el más extendido es un sistema de «2,5 capas«, que se caracteriza por dividir la segunda capa en 2 prendas, que usaremos y combinaremos según las condiciones ambientales:
- Segunda capa ligera: forros polares con buena capacidad calorífica pero sin protección frente al viento. Se suelen confeccionar de poliéster como Polartec® y su peso está comprendido entre los 250 g y los 600 g, según su grosor. Se coloca encima de la primera capa.
- Segunda capa con aislamiento (también llamada capa 2,5): son las chaquetas de fibra o pluma. La ventaja de estas chaquetas es que para una misma capacidad calorífica ocupan menos volumen y pesan menos que su polar equivalente, lo que nos hace ganar amplitud de movimiento, comodidad y eficiencia. Se colocan encima de la segunda capa y pueden ser empleadas directamente como chaqueta calorífica exterior con buenas condiciones o debajo de una tercera capa en caso de lluvia o nieve.
Tercera capa
Protege al resto de capas de las condiciones climáticas desfavorables, como el viento, la lluvia o la nieve, mientras permite evacuar la transpiración al exterior. Su función es clave en el sistema, pues si se mojan la primera y/o segunda capa, perderemos prácticamente toda la capacidad de retención calorífica. Se coloca sobre el resto de capas, siendo la prenda de ropa de montaña que está directamente en contacto con las condiciones exteriores.
Suelen ser prendas fabricadas con membranas de reconocido nombre comercial como Gore-Tex o e-Vent, que se caracterizan por tener:
- Elevada impermeabilidad: dependerá mucho del tipo concreto de membrana, pero hablamos de columnas de agua entre 10.000 y 30.000 mm (Gore-Tex Pro 3L) y costuras termoselladas, lo que garantiza protección duradera frente a la lluvia y la nieve.
- Función cortavientos: el viento frío destruye la capa de aire caliente que se forma entre la piel y la ropa, de ahí la importancia de impedir al aire exterior penetrar en nuestro sistema de capas.
- Alta transpiración: medida en RET (Resistencia Textil a Evaporación), indica cuantitativamente cómo de transpirable es un tejido. Por lo general, membranas top como Gore-Tex o e-Vent están comprendidas en valores RET entre 3 y 10, valores realmente buenos que proporcionarán un elevado confort.
En resumen…
Actualmente el sistema de 2,5 capas es el más empleado para vestirse en montaña, tanto por profesionales como aficionados, pues es la forma más eficiente de mantenerse caliente y seco en climas extremos.
Ya sea para vestirse para trekking o para ir a la montaña en general, ahora ya sabes en qué consiste y qué características tiene esta técnica.
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